El presente del cine de horror Latinoamericano
difiere mucho del que se vivía hace 10 años atrás. La cantidad de realizaciones
de género que se producen en Latinoamérica se han multiplicado, como así
también los festivales y muestras dedicadas a este tipo de cine. Hace unos
pocos años atrás, era impensado poder pensar en una película de horror
escribiendo su nombre entre las más taquilleras de países como Venezuela,
Colombia o Chile. Hoy, esto se ha concretado con películas como la Venezolana,
“La casa del fin de los tiempos” de Alejandro Hidalgo o la peruana “Cementerio
General” del director Dorian Fernandez Morris o “El Paramo” de Jaime Osorio
Marquez, entre otras. Varias de estas producciones ha logrado incluso, vender
sus derechos para remakes para otras cinematografías con industrias mucho más
desarrolladas a nivel comercial. Tambien era impensado que cada uno de los
países de Latinoamérica, Centroamérica y el Caribe, tuvieran un festival o
muestra dedicada íntegramente al cine de género y con espacios destacados para
producciones de otros países de la región. Hoy, esto se ha concretado. La
aparición de la primera antología del cine de horror Latinoamericano y del
Caribe (Rosana Díaz-Zambrana y Patricia Tomé), es otro síntoma del
crecimiento de la producción en nuestro idioma. Chile, ha sido desde hace
muchos años, uno de los países con mayor producción de este tipo de proyectos.
Directores como Jorge Olguin han estado dedicados al género y hoy por hoy,
cuentan con una amplia filmografía en su haber. Otro de los directores y
guionistas destacados del país hermano, es Pablo Illanes. Pablo ha desarrollado
su carrera como guionista y realizador, con series, novelas y largometrajes que
han esquivado los tópicos y han sido destacadas por lo arriesgado de sus
temáticas y por lo innovadoras de su parte formal. Desde aquí, tuvimos la
suerte de poder entablar un contacto con él y consultarlo acerca de algunos
pasajes de su extensa carrera, para poder entender su forma de trabajo, sus
obsesiones y el origen de su pasión por el cine.
¿Cómo te
vinculaste con el mundo del cine? ¿Tu fascinación viene desde cuándo?
Nunca me vinculé con el
cine porque siempre estuve conectado con él. Empecé a escribir muy chico, pero desde
los 18 lo hago más o menos profesionalmente, como pueda y en lo que pueda. El
cine siempre ha sido mi única fuente de inspiración. Más que la tele o la
literatura, las películas han sido el punto de partida de todo lo que hago o
dejo de hacer. Quizás por eso mismo siempre he tratado de avanzar un poco en el
tono de las historias y en la forma en que se desarrollan. Nunca he creído en
lo clásico, me parece que los relatos que más me han inspirado son más audaces,
más atrevidos, no sólo porque tocan otras fibras, también porque están
planteados estéticamente de otro modo.
Desde tus
inicios como guionista de novelas, te inclinaste por un perfil de historias más
radicales y atípicas, escapando al tópico y tomando riesgos. ¿Por qué decidiste
tomar ese camino y como ves en retrospectiva esa etapa de tu carrera?
No soy consciente de esta
búsqueda nunca, para nada. Siempre creo que pienso en mí como espectador y,
claro, como espectador tengo esta costumbre de buscar lo nuevo.
¿De dónde
sacas las ideas para tus proyectos?
Las ideas siempre están
ahí, dando vueltas. Lo bueno es que mutan, se transforman en otra cosa y uno va
descubriendo el potencial de las historias con el tiempo. Mientras más tiempo,
más posibilidades de escribir una obra maestra. Siempre quise dirigir, incluso
antes de empezar a escribir.
Luego de tu
etapa como guionista de novelas, decidiste incursionar en el cine. ¿Crees que
era un paso lógico? ¿Te tomo mucho tomar la decisión de dar este salto?
Como muchos de mi
generación, hacía películas cuando las cámaras eran enormes e incómodas y les
ponía canciones de Depeche Mode ignorando que existía el mundo terrible de los
derechos musicales (mundo que todavía no entiendo). Yo creía que bastaba con elegir
una canción, ponerla en tu película para musicalizar un crimen y listo.
Las ganas de hacer
películas siempre las tuve, pero, claro, las tecnologías se fueron haciendo más
sencillas y el tiempo también te va dando más seguridad.
¿Por qué
elegiste el género de horror?
Sabía que tenía que hacer
películas de terror, que son las que me gustan y apasionan, por las películas
de terror soy capaz de cualquier cosa: caminar cuadras, madrugar, esperar, lo
que sea. Escogí el terror porque me interesa como género y como formato, creo
que te ofrece la libertad para jugar de una forma única. El cine de terror bien
hecho no sólo puede asustar, también puede iluminar algunos aspectos de la
naturaleza humana que uno no conocía. Sé que eso es así porque mi vida no sería
la misma si no hubiera visto El bebé de Rosemary, El resplandor, Carrie o
Cannibal ferox.
¿Cómo ves el
panorama del cine de horror en Latinoamérica y sobre todo la producción
nacional?
Me gusta lo que se está haciendo actualmente
en Latinoamérica en cuanto a cine de horror. Sé que se filma mucho, lo que me
gustaría es poder acceder a esos títulos más fácilmente, en una suerte de
cineclub tipo Cinemageddon o Karagarga. Hay muchas películas que ver. Por lo
general veo casi de todo. El 50 por ciento de lo que veo es cine de género,
antes me preocupaba de ver todo lo que encontraba, ahora ya no, veo sólo lo que
viene recomendado o lo que, por alguna razón, me interesa, ya sea por un
director, una nacionalidad (veo todo el cine de horror francés que aparece,
Haute tension y L'interiuer me paralizaron) o un director de foto que me guste.
¿Qué tipo de
películas te gustan? ¿Cuáles son tus directores y películas preferidas?
De directores, bueno, los
franceses, claramente. Me gusta mucho Polanski, Cronenberg, Carpenter y Romero.
A Tobe Hooper ya no le creo nada (aunque el remake de The toolbox murders lo
disfruté, debo decirlo). Me encanta Larry Cohen porque escribe y lo hace
maravillosamente. Si uno revisa su carrera todo lo que ha hecho tiene un sello
personal, incluso sus películas menos conocidas. Me entusiasma mucho la carrera
de Jesús Franco, lo he seguido desde hace mucho tiempo (una vez estuve a punto
de entrevistarlo en Málaga y luego no pude), creo que era un visionario con un
sentido extraordinario del espectáculo. Hay un género que me apasiona, el
giallo. Me gusta mucho Sergio Martino, encuentro que es el mejor de todos.
Argento me gusta, lógicamente, como a todos, pero también como a todos creo que
perdió mucha energía en la última década. Su última película, Drácula 3D es una
vergüenza. Cuesta pensar que es el mismo que dirigió Profondo rosso o Inferno.
Lograste
excelentes críticas por tu trabajo y el reconocimiento por parte de tus pares,
la crítica y el público. ¿Cuáles son tus desafíos personales en esta etapa de
tu carrera?
En esta etapa lo que me
gusta es poder compatibilizar el trabajo más comercial con los proyectos
personales. O sea, la tv y el cine. Hasta ahora, al menos, ha resultado.
¿Cómo surge
la idea de “Prófugos”?
La idea de Prófugos es de
Pablo Larraín. Él me invitó a participar el año 2007 y empezamos a escribir la
primera temporada. Ha sido un trabajo muy intenso, a ratos complejo, lleno de
desafíos en términos de guión.
El éxito de
“Prófugos” ha dado pie a una segunda temporada. ¿Que nos podes adelantar?
Ahora comienza la segunda
temporada y está mucho mejor que la primera, en mi opinión. Nos preocupamos
especialmente de darle verosimilitud al relato, de inspirarnos con el mejor
cine de acción y de tratar de sorprender en cada capítulo. Creo que hay algunas
secuencias que serán de antología, pero no puedo contar cuales. Aprendí mucho
escribiendo Prófugos, principalmente por la acción. Al momento de sentarte al
computador uno no siempre sabe cómo describir un tiroteo a lo Michael Mann, con
mucho detalle. Lo mismo con las explosiones, choques, atropellos, torturas y
crímenes varios...
¿Te gusta el
formato serie? ¿Cuáles son tus preferidas?
Me gustan las series,
creo que son el formato perfecto para profundizar más allá de una película. Me gusta Breaking bad,
American Horror Story, Motel Bates, Hannibal...
¿Pensas
seguir ligado al cine de género?
Pienso seguir ligado al
género, al menos hay dos proyectos de largometrajes para el próximo año y los
dos son de suspenso/terror. El primero es No tengas miedo, una historia de
fantasmas. Y el segundo es Sala de ensayo, un giallo sicológico sobre actores preparándose
para el rodaje de una película.
¿Cómo es la
relación entre tus colegas que también están produciendo género en Chile?
Con los compañeros
dedicados al terror nos llevamos muy bien. El cine, la verdad, es una
colaboración eterna, a diferencia de lo que pasa en otros medios.
Contanos un
poco de “Videoclub”. ¿De qué se trata, como fue el rodaje y cuándo podremos
verla en Argentina?
Videoclub me tiene muy
contento, estamos a punto de terminarla. Se trata de Miguel, un director de
cine/dependiente de videoclub que hace películas de culto donde su hermana,
Tati, muestra las tetas. Miguel se enamora de una chica que no le da bola, sus
padres lo joden porque explota a la hermana y en medio de todo este caos
estalla el verdadero caos: una crisis de salud que transforma el barrio en un
campo de batalla, convirtiendo a vecinos y socios del videoclub en seres
violentos. Se estrena en Chile el 23 de enero y esperamos poder presentarla en
el resto de Latinoamérica.
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